Vestir el Flamenco es todo un desafío y supone una gran responsabilidad. Existen unas exigencias formales que es necesario estudiar y revisar rigurosamente para que el resultado final sea digno de este arte universal en constante evolución. Para nosotras, los detalles son fundamentales. De la misma manera que los instrumentos musicales, la palmas o la voz conforman la expresión acústica, un traje de flamenca o una bata de cola constituyen instrumentos visuales al servicio del espectador. Cada puntada responde a una cuidada técnica, a la que debemos añadir la calidad e idoneidad de los tejidos y la originalidad de los patrones. La suma de todo lo anterior proporciona a nuestras prendas una prestancia y comodidad únicas.
Queremos expresar nuestra gratitud hacia todas las personas que nos han acompañado en esta travesía: A las autoridades, artistas y personalidades, por reconocer nuestro trabajo; a los miembros de nuestro equipo, por su dedicación a los valores de la casa; a nuestras orgullosas clientas, por su fidelidad y por saber distinguir nuestros trajes cuando los ven por el Real; a la prensa, por su respetuoso trato durante tanto tiempo; a los cada vez más numerosos amigos de todas partes del mundo, por aprender a querernos; y por supuesto, a nuestros fundadores, por enseñarnos a transmitir, con pasión y rigor, nuestra particular visión artística y estética a través de la costura. Somos muy afortunados por pertenecer a algo más grande que nosotros. Por eso hemos decidido no incluir nombres. La lista sería interminable. Desde Lina 1960, con nuestra más profunda gratitud hacia todos.
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